martes, 31 de enero de 2017

Elimina tu depresión, tristeza y ansiedad

Elimina tu depresión, tristeza y ansiedad
(Integración emocional)


¿Cometes este error?

Probablemente estás dejando de ganar mucho dinero por este error.

Por eso esta historia te abrirá los ojos.

¿Has oído hablar del príncipe que se disfraza de mendigo? Una genial estrategia.

Un director comercial nuevo en su puesto la aplicó con resultados impresionantes. Tras un mes de oficina en su nuevo puesto se lanzó a conocer su reino. Pero disfrazado de mendigo…

Visitó durante los 2 meses siguientes con sus 30 comerciales a cientos de clientes. Los grandes y los pequeños (una fuente de ideas). Y sin pisar la oficina, sino no le daría tiempo.

En los trayectos en coche conoció de verdad qué tipo de personas eran sus vendedores y apuntó todas las ideas que le dieron. Sobre el terreno también vio cómo maximizar los horarios y cómo podían hacer informes menos complicados para ganar tiempo (y evitar peleas continuas con la central por ese trabajo burocrático mal diseñado).

Pero cuando vio a los clientes lo hizo disfrazado de mendigo. Dijo a los comerciales que le presentaran como un simple técnico de la empresa.

Así escucharía la verdad.

Porque lo mejor llegaba cuando escuchaba a los clientes como “uno más”. Vio qué cara ponían con las ofertas que parecían tan buenas desde el departamento central de marketing. Y vio que lo que querían no coincidía con el pensamiento oficial de su empresa. Que había productos que sobraban y que podrían diseñar otros nuevos que batirían records de ventas...

Y todo porque fue lo suficientemente astuto como para decir en sus visitas a clientes que era un simple técnico. (La humildad puede darte millones.)

Sólo así escucharía la verdad. Nadie se mordería la lengua con críticas a su empresa. Y lo que decían no coincidía con lo que decían los pelotas de la corte y los informes de los comerciales.

Era el cuento del príncipe disfrazado de mendigo que recorre el país para conocer la verdadera situación. Sería duro al principio, pero él sería el máximo favorecido. Porque el que conoce a su enemigo y a si mismo gana el 100% de las batallas, como dice El Libro de La Guerra de Sun Tzu.

El nuevo director comercial entró en la mente de sus clientes, ahora sabía lo que pensaban y que productos y ofertas realmente querían. Y también distinguió los comerciales buenos de las manzanas podridas. (Más tarde hizo una limpieza y el rendimiento del equipo se disparó.)

A riesgo de descuidar su papeleo y cientos de reuniones en la central se arriesgo a recorrer el país como mendigo delegando todo por teléfono.

Y el mundo real era muy distrito al que le mostraban desde el PC sus colaboradores de la central.

Y cuando volvió aplicó sólo un 20% de las ideas que tuvo y las ventas se dispararon.

Llegó un ciclón de ventas y promociones. Nada que ver con lo que se hacía hasta ahora. También cambió el presupuesto y dedicó parte del dinero a invitar a los clientes a cenar... con todos los empleados. Sólo esa idea (antes una locura) fidelizó decenas de clientes.

Nada de complicadas palabras de marketing y sí a un ABC de productos con descuentos que subieron la facturación un 39% en 4 meses.

Y también rodaron un par de cabezas. Pero la suya no rodaría nunca gracias a rodearse de los mejores.

¡Y al año siguiente sus ventas y beneficios subieron un otro 32%, casi doblando la facturación de 2 años antes! (Las reuniones que se perdió no significaban nada al lado de eso.)

¿Por qué no te disfrazas de mendigo y recorres tu reino?

¿Qué puedes hacer hoy para saber quién te engaña y que 2 de las 40 cosas que haces al cabo del día serían un boom si las potenciases?

Muchos genios se convirtieron en leyendas por aislarse unas semanas sin escuchar a nadie. Ese fue su "príncipe disfrazado de mendigo". Volvieron con fuerzas renovadas y una fuerza de pensamiento e ideas que revolucionaron su vida.

Tienes esta estrategia y muchas más en mi Club de Coaching Mensual.

Para que ganes el dinero ahora escondido,
David

jueves, 26 de enero de 2017

Algo rápido

La creatividad solucionará muchos de tus problemas.

Enfoca las cosas de modo diferente, por ejemplo:

Puede ser muy bueno elegir algo que NO harías para solucionar un problema y luego modificarlo un poco.

Es lo que hizo un publicista para crear una campaña que promocionara ropa de lana:

No encontraba la solución y pensó en la peor idea: pasear un rebaño de ovejas por Nueva York.

No, definitivamente no quedaría bien.

Pero aquella misma tarde se fijó en los paseantes de perros de Manhattan y entonces hizo Click su peor idea:

Se imaginó a modelos curvilíneas paseando ovejas en vez de perros por las calles más chics de Nueva York.

La campaña fue un éxito. Un éxito para él y para su dinero.

Inténtalo tú ahora. Piensa en la peor manera para:

-Tener más amigos
-Ganar más dinero
-Montar tu negocio
-Tener mejores hábitos


Por la solución a todos tus problemas,
David

miércoles, 25 de enero de 2017

Cometes este error que complica tu vida?

¿Te impresiona la magnitud de tu trabajo pendiente?

Pues puedes hacerlo en menos tiempo si utilizas tu ingenio. Haz como en esta historia:

En 1970 un consumidor japonés reclamó a una fábrica de jabones de Tokio por carta, que la caja de jabón que compró estaba vacía.

La queja puso en marcha un programa de gestión administrativa y productiva…

Los ingenieros de la empresa diseñaron bajo presión un sistema para que esto no se repitiera. Tras varias reuniones (y politiqueo de empresa), los ingenieros y directivos vieron el error en la cadena de empaquetado. Hubo una caja que no fue llenada con su jabón respectivo.

(Ten en cuenta que esto es un símil para tu vida. Quizás estás haciendo ahora demasiado trabajo que NO necesitas hacer. Pero sigue leyendo…)

Con nuevos planos y horas de ingeniería se instaló una sofisticada máquina de rayos X con monitores de alta resolución. Dos trabajadores extra se encargaban de vigilar las cajas de jabón de la línea de empaquetado para que ninguna estuviera vacía. Problema solucionado. Aunque el costo de esa máquina superó los 2,700,000 dólares.

Y las horas extra en reuniones y diseños de los que intervinieron superaron cifras de tres ceros…

Pero la máquina de rayos “X” comenzó a fallar al cabo de cinco meses. Lógico tras ser operada en tres turnos sin pausa.

Entonces un obrero del departamento de empaquetado pidió prestado un ventilador y lo apuntó a la cinta transportadora. Las que tenían jabón seguían y las que estaban vacías salían volando de la línea de empaquetado.

Y en tu vida igual, con un par de ideas podrías rebajar al 20% el tiempo en que haces muchas cosas. En mis libros tendrás cientos de consejos y estrategias para beneficiarte.

No sé exactamente tu caso. Pero tienes maneras de conseguir lo que quieres mucho más fácilmente. Sólo necesitas ideas y nueva información para simplificar tu vida y conseguir tus sueños antes de lo que imaginas.

A veces bastará un sólo consejo para que vayas a la velocidad de la luz.

Terminarás en una mañana lo que otros pospondrán toda su vida.

Por tu éxito,
David

martes, 24 de enero de 2017

Quien mas quiere acabar en tiempo record sus proyectos grandes?

¿Sabías que tu subconsciente te traiciona?

Te traiciona porque te hace posponer los grandes proyectos, o sea lo importante. Es tu freno para conseguir cosas importantes.

Ya sabes… te impresiona la magnitud del trabajo y piensas: “es más fácil hacer un trabajo pequeño que uno grande…”

Pues aprovéchate de ello. Descompón tu gran proyecto en pequeños fragmentos. Como si tuvieras sólo pequeñas tareas que da gusto completar. ¡Pam! Y las borras de tu lista. Qué gozada.

No puedes permitirte no usar esta técnica. Si la gente dividiera sus tareas grandes en pequeñas, el mundo sería superproductivo y la riqueza se multiplicaría.

Trocea el pastel en varios trozos. Porque nunca escribirás una novela de golpe. Es imposible. Pero dividida en capítulos y subcapítulos, llega un día y la acabas. Y disfrutas de sus resultados toda tu vida.

Además según avanzas ves el final y pisas el acelerador. Cada paso completado te motiva, más fuerza para seguir. Prueba con tu gran proyecto, con esa planificación, con ese libro, o con ese gran plan. Sólo 5 minutos al día. Sólo 5 minutos. Es lo que hacen los buenos estrategas.

Divide, divide y divide… Divide ese megaproyecto en pequeñas gestiones y verás qué fácil. Cuando completas un pequeño trozo, el siguiente es más llevadero. “Total… otros 5 minutos no son nada...” pero esos 5 minutos darán a tu vida un impulso brutal.

Lo he probado y funciona. Lo han probado mis clientes y funciona. Yo no hubiera sido incapaz de escribir libros o crear cursos sin este método.

Los grandes avances industriales de principios de siglo XX se formaron alrededor del pensamiento “Dividir lo grande en pequeño.” En vez de construir un coche de una, se hizo a trozos. Las cadenas de montaje se especializaron en diferentes tareas y la producción aumentó espectacularmente. Como la tuya si sigues este método.

Ataca unos minutos tu tarea más grande y sentirás satisfacción el resto del día. Y dormirás mejor sabiendo que tu gran sueño está en marcha.

Puedes escribir un libro (o varios), puedes convertirte en un especialista en inversiones o montar tu propio negocio por Internet. Si te parecía una utopía ahora es posible. Te sorprendería lo que puedes hacer en un mes con 5 minutos diarios.

Si quieres más consejos para hacer más en menos tiempo los tienes en mi Club de Coaching Mensual.
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Ahí verás como con 5 minutos al día en esa tarea que te impone serán una revolución. Un día 5 minutos para planificar, otro día 5 minutos para seguir planificando, otro día 5 minutos para el primer paso… Habrá pasado una semana y habrás arrancado (lo más difícil).

Y los siguientes días empiezas a ver movimientos...

Y no te costará seguir porque sabes que enseguida terminarás. Ese efecto psicológico te pondrá a la velocidad de la luz.

Si quieres más ejemplos para aumentar tu productividad con menos esfuerzo los tienes en mi Club de Coaching Mensual.
Por tu éxito,
David

miércoles, 18 de enero de 2017

Ejercicios de relajación para aliviar la ansiedad


De una ruina segura a ganar 7 veces más

Aquí va la historia de cómo Pablo pasó de una ruina segura a ganar 7 veces más.

Es una historia real. Te puede ocurrir a ti también.

Tú también puedes ganar varias veces más… si cambias tu mente como Pablo.

Pablo llevaba años vendiendo mecanismos industriales, pero su negocio no conseguía despegar.

Era muy trabajador, pero a pesar de sus jornadas maratonianas de 12 horas se hundía.

Sus ventas sólo subían un 2% al año. Demasiado poco para sus costes. Y para ganar millones como quería. Sólo podía mantenerse.

Pero llegar a fin de mes era una tortura con sus dos hijos.

Y empezaban las deudas con sus proveedores…

¿Qué hacer para ganar más?

Estaba cansado de volver a casa tarde, y que sus hijos y mujer hartos ya, no le esperaran a cenar.

Y se sentía humillado porque sus hijos apenas tenían para ropa y le veían como a un fracasado.

Lo peor es cómo empezaban a sentir lástima por él. Pobre Papa, con lo que trabaja y no llega a ningún lado. “¡Pobrecito!” llego a oír literalmente de su hija pequeña.

Con todos sus sacrificios no despegaba y la tristeza de dejar a su familia en la miseria le quemaba.

¿Esa era la herencia que iba a dejarles? ¿Apenas para comida?

Hasta que un día a su mujer casi llorando le dijo, que no podía más, que no daba más de sí. Que estaba dispuesto a invertir todo el tiempo y a matarse a trabajar… pero sólo facturaba unos míseros 37.000 dólares al año. Descontando los gastos de   negocio, apenas le quedaban 900 dólares mensuales para su familia.

Y las deudas con sus proveedores crecían...

Pero lo peor es que Pablo era esclavo de su negocio. No podía escapar porque sino el banco ejecutaría el préstamo. Se quedaría sin nada y una deuda de 137.000 dólares.

La ruina absoluta. Y la miseria para su mujer y sus hijos.

“El mundo es injusto… con todo lo que trabajo.”

Y era verdad que trabajaba... pero le faltaba dominar una clave para ser millonario.

Hasta que dio con ella inesperadamente.

Sucedió que un día vino a verle un cliente. El cliente vino con su jefe, un emprendedor billonario gracias a los rodamientos mecánicos. El empresario acompañaba casualmente aquel día a su empleado. (No tan casualmente porque a veces se mezclaba con sus soldados para estar en el campo de batalla.)

Hablaron dos minutos sobre unos precios y descuentos mientras el emprendedor billonario revisaba unas notas. Pero escuchaba…

Y Pablo finalmente estalló con su cliente: No llegaba a fin de mes.

“Me consta que trabajas Pablo”, le dijo su cliente. “Pero yo ya te compro bastante, poco puedo hacer.”

El jefe de su cliente no dijo nada. Seguía mirando sus notas.
Pero sabía muy bien lo que pasaba.

Y Pablo le caía bien… era honrado y trabajador. Así que decidió darle la solución.

Levanto la mirada y se lo dijo...

(Viene del anterior)

El emprendedor billonario se apiadó de Pablo y le dio la solución para salir del pozo. Pablo se lo merecía, era honrado y trabajador.

(NOTA: Esto te servirá a ti también. Seguro que tienes la sensación de trabajar muchísimo pero no llegar a ninguna parte.)


“Pablo, necesitas dimensión”, le dijo, “por mucho que te compremos necesitas más clientes.”

“¿Pero cómo lo hago?”, preguntó Pablo.

El emprendedor millonario que gestionaba su grupo de empresas por puro placer, le dijo con la sonrisa del que sabía de lo que hablaba:

“Te diré lo que te pasa: no apuntas alto. CREES, como muchos, que apuntas alto, pero NO apuntas alto.”

“No Pablo, no lo haces. “ Su mirada imponía.

“Tienes que apuntar cien veces más alto” siguió, “que sea incómodo. Eso es lo único que funciona. Porque ahora quieres ganar más. ¿Pero te propones facturar el mes que viene 1 millón de $ en vez de 3.000?”

“¿Un millón?” preguntó Pablo.

“Si me paso el día y los fines de semana trabajando y no llego a las 3.500 $ mensuales. A veces ni a los 3.000.” (¿Te suena?)

El emprendedor: “No lo has entendido. Puedes facturar diez veces más, puedes ganar millones en unos meses. Eso no es lo difícil. La clave está en dónde apuntas.”

Y le miró fijamente. A Pablo le asustaba, pero algo tenía ese hombre. Era la llave. Sentía que estaba en un punto de inflexión en su vida. Esa decisión que tomas una vez en tu vida y lo cambia todo.

Y el millonario lo soltó: “¿Si te apuntaran con una pistola en la cabeza y este año tuvieras que facturar 1 millón en vez de los 37. 000 $ anuales qué harías?”

“Ja, ja,ja.” Pablo rió nerviosamente. “Pero… eso es imposible.”

“¿Si te apuntan con un pistola en la cabeza crees que es imposible?”, el emprendedor sabía de lo que hablaba.

“De hecho ya te están apuntando por lo que me cuentas…”

“Pero es imposible facturar tanto”, dijo Pablo.

“No lo has entendido. Ni tú ni nadie” El millonario no se mordía la lengua.

Y siguió:

“Voy a subirte esa cifra. Si a final de este año no tuvieras que facturar  uno sino 10   millones (ya lo había multiplicado por 10), ¿qué tendrías que hacer para que no te dispararán un tiro en la cabeza si no lo consigues?”

“Piensa. ¿Qué tendrías que hacer para no morir de un tiro en la cabeza?”

Pablo se asustó. El millonario lo tenía acorralado.

Pero había algo… algo que le decía que era el tío más importante que se había encontrado en su vida. Que nunca iba a volver a tener otra oportunidad de dar con la clave.

“¡Pero 10 millones anuales… si no llego a 37.000!”

Esta vez el millonario no dijo nada. Pero siguió mirándole.

“¿Cómo llego a 10 millones anuales?”

El millonario siguió mirándole:

“Tic, tac, tic, tac… la pistola en la cabeza”, le repitió.

“10 millones, es una locura… Tendría que estar en varios sitios al mismo tiempo…”

Y de repente lo vio.

Casi le saltan las lágrimas.

Como te dije en el anterior email. Tras asegurar Pablo que era imposible facturar 10 millones el emprendedor billonario le dijo: “Imagínate que te están apuntando y te matarían de un disparo si no lo consigues.”

Y Pablo en medio de la presión tuvo la revolución.

“Es imposible. Para facturar 10 millones de dólares en vez de 37.000 tendría que…

… tendría que estar con todos los clientes nacionales e internacionales a la vez durante días para venderles mi producto y un servicio postventa.”

Y de repente lo tenía.

“Todos los clientes nacionales e internacionales reunidos en un mismo sitio durante unos días…”

“Eso significaría montar un congreso.”

LO TENÍA.

“¡Es verdad, un congreso a nivel internacional!” ¿Por qué no lanzarse? No tenía nada que perder. (Como tú, si piensas a lo grande). Supondría trabajo, pero ya trabajaba al máximo igualmente.

“Si monto un congreso vendrán todos a verme y ahorraré gastos comerciales para alquilar el salón de un hotel durante tres días. ¡Cómo gancho para mis clientes invitaré a otras empresas y competencia del sector y también a sus clientes! Querrán protegerles pero lo respetaré. Pero podré vender a esos clientes mi gama de productos que ahora no tienen en su catálogo. Y con dotes de organización. Permitiré también a mis competidores que ellos también ofrezcan parte de su catálogo a mis clientes. Me aliaré con ellos: 1+1=3.”

Y el millonario le reforzó: “Pero lo mejor es que serás el hombre de referencia en el sector. Te verán como al líder si organizas el congreso.”

Ese mismo mediodía se puso manos a la obra mientras comía un bocadillo en su mesa.

Y lo diseñó. Montó 3 días de jornadas técnicas y charlas comerciales en un hotel cercano. Nada de perfeccionismo. Cometería errores de organización pero tiraría hacia adelante. Canceló los viajes que tenía previstos y con ese dinero pagó noches de hotel y comidas para el congreso. Como eran varios el hotel le haría un descuento.

Y a pesar de las prisas tomó forma.

Alquiló un salón de hotel y gastó en comidas y cenas todo lo que pudo. Al final vio que no podía pagar la pernoctación en el hotel. Muchos no accedieron pero sí un 29% de los posibles clientes que contactó. Y sus competidores fueron todos, no querían perdérselo. Todos querían estar con la flor y nata del sector.

Pablo organizó las jornadas técnicas que él presentó y permitió dar ponencias a sus competidores. Que ellos ganaran también. GANAR-GANAR era la clave. Por mucho que hablaran ellos, al final él iba a ser el protagonista. El hombre a seguir. ¿De quién se acordarían todos? De él.

Le comprarían por sus dotes de gestión y su honradez por invitar a todo el mundo. Pero al mismo tiempo se aliaría con otras empresas del sector y parte de sus competidores para conseguir nuevos clientes. Su producto sería el complemento.

Y el congreso fue un éxito aunque acudiesen sólo un 29% de los que se propuso. Consiguió ventas con 18 clientes nuevos y potenció los que ya tenía. El último día no tenía tiempo para hablar con todos los que solicitaban hablar con él…

Y su facturación pasó de 37. 000 dólares a 197.000 ese mismo año.

No fueron los 10 Millones que había apuntado, pero su beneficio neto se disparó. Se compró una casa nueva más grande y se costeó 2 comerciales a tiempo completo. (2 comerciales que funcionaban muy bien porque se los habían recomendado en el congreso.)

Al año siguiente montó de nuevo el congreso anual, y esta vez nadie se lo perdió. Todo vendido al momento. Acudieron 123 empresas y todas se costearon el hotel. Tuvo que alquilar un salón enorme en el palacio de congresos de su ciudad. Y contrató un ayudante al 100% para la organización exclusivamente.

Y su facturación pasó de 197.000 a 482.000 ese segundo año. Y no, tampoco eran los 10 millones propuestos inicialmente. (Los consiguió más tarde pero eso es lo de menos.) Lo importante fue su mentalidad de apuntar a las estrellas para conseguir la luna.

Imagínate con una pistola en la cabeza. ¿Qué harías para multiplicar por 100 tus resultados? (Puedes aprovechar esta misma idea para organizar el congreso de referencia en tu sector.)

Persevera. Porque Pablo dio con la idea y persona adecuada gracias a no rendirse. Otros hubieran abandonado. Pero su fuerza de voluntad le llevó lejos. Cuando el alumno está preparado aparece el maestro.

Si estás preparado para hacer algo grande, aquí tienes el sistema y las estrategias para conseguirlo.

Por tu éxito.

P. D.: Pablo se encontró 2 años después al emprendedor billonario en un centro comercial. Le contó su éxito y le dio las gracias. El emprendedor sonrió, simplemente sonrió. Le dijo que se iba porque tenía prisa. Ahí estaba el hombre que había salvado la vida sin darle importancia a nada.

Pablo hubiera pagado todo su dinero por recibir consejos cada semana de él. Pero tú puedes tener esas ideas y muchas más para conseguir tus sueños aquí.