viernes, 12 de julio de 2019

Piensa un minuto



Esta historia cambió mi vida:

Hace años me lancé a mi propio negocio pero nada funcionaba.

Me fue bien en los anteriores trabajos pero ahora no conseguía despegar. ¿Cómo es que antes me iba bien y ahora los beneficios no entraban? En algo fallaba. No era el esfuerzo ni las horas invertidas. Pero por mucho que hacía los resultados no venían. Tardaba meses en cerrar un proyecto o sacar un producto.

¿Qué estaba haciendo mal?

¿Te suena esforzarte sin conseguir nada?

Me levantaba por las mañanas delante del ordenador sin escatimar en esfuerzos. Pero no vendía nada y apenas tenía clientes. No tenía sentido ¿Qué estaba haciendo mal? Tenía entendido que si te esforzabas conseguías resultados.

Pero no hacía más que dar vueltas y vueltas sin ganar nada. Humillado y sin dinero.

Cada día era igual que el anterior. Esfuerzo, movimiento y a final del día miraba mis estadísticas y… nada. Apenas un cliente nuevo o una venta.

Algo estaba haciendo mal.

Otro día, otra semana y otro mes. Siempre lo mismo. Trabajo, trabajo y trabajo. Pero a la hora de la verdad no ganaba nada. Estaba cansado ya…

¿Te ha pasado algo parecido?

Con lo bien que me fue en los últimos trabajos... Claro que trabajaba para otro, ¿pero no era lo mismo?

Y siguieron pasando los meses. Y cada vez más desesperado… y arruinado.

Pero un día cambió todo.

Una mañana tuve que dejar a un familiar en un pequeño aeropuerto cercano y en el mismo me encontré a Jon, un antiguo jefe. Lo aprendí todo de él. Era un fenómeno y todo lo que tocaba lo convertía en oro. Sabía cómo tratarnos a todos. No sé por qué pero dábamos lo máximo por él. No era ni duro ni paternalista. Pero siempre sabía qué había que hacer y decir.

Lo que aprendí de gestión, contabilidad, nuevos mercados y ventas con él no tuvo precio. Y los buenos resultados me animaron a montar mi propio negocio. Él lo entendió y me reconoció que había sido uno de sus mejores trabajadores. Lamentaba mi marcha pero que él en su día hizo lo mismo. (Y consiguió una fortuna millonaria.)

“¡Jon!” grité. Jon iba con prisa porque tenía que embarcar. “¡David!” me dijo “¿Qué es de tu vida?” sin parar de andar porque llegaba apurado al embarque.

Era mi ocasión, tenía que contarle en unos segundos mi situación y preguntarle por qué mi negocio (y mi vida) no despegaba. Y así lo hice mientras le acompañaba al embarque.

“¡Estoy desesperado! ¿En qué estoy fallando?” Él conocía mi negocio y sabía perfectamente qué hacer.

Sonrió. Y se me quedó mirando antes de embarcar a su avión.

No me dijo nada.

“¿Qué tengo que hacer?” le dije desesperado.

Me quedaban unos segundos para que me diese la respuesta del millón de dólares. Él había creado decenas de empresas con cientos de millones en beneficios. Lo sabía todo sobre crear organizaciones que funcionaran. Le oías hablar y parecía que su sabiduría no tenía fondo. Y lo demostraba con resultados y los mejores contactos.

“¿Quieres la respuesta?” me preguntó.

“¡Claro que quiero!” La azafata me impidió el paso al embarque y me dijo que no podía entrar pero no hice caso y le seguí. Me vida dependía de ese consejo.

Jon seguía mirándome fijamente y me dijo. “¿qué crees tú que falla?“

Lo que me faltaba… ahora el juego de las preguntas.

Le dije que hacía todo lo posible, que me esforzaba y que lo intentaba todo. ¡Pero tenía que decirme como lo hacía él!

La azafata en un tono más contundente me dijo que no podía entrar en el pasillo del avión, pero no le hice caso. Estaba desesperado.

“¿Qué tengo que hacer para ganar más  y conseguir clientes fieles? Lo estoy intentando todo”.

Jon siguió andando al avión independientemente de mis preguntas y la azafata (ya desesperada) vi que nos seguía.”

“¿A qué te refieres con lo he intentado todo?" me dijo. Me miro fijamente. Su mirada daba miedo, pero sabía que tenía la respuesta.

“A dar lo máximo”, le dije mientras le seguía.

“¡Seguridad!” gritó la azafata.

Pero Jon tenía que darme la clave. Le repetí mi negocio, (él lo conocía perfectamente porque había logrado beneficios millonarios y clientes más que satisfechos.)

Los de seguridad estaban a unos metros y tenía que marcharme. Pero  acabar en comisaría era el menor de mis problemas.

Jon me miró y me dio la respuesta.

P.D. La respuesta de Jon cambió mi vida y la manera en que hacía todo. Es una manera fácil de conseguir resultados pero sólo Jon y unos pocos lo hacen.

miércoles, 10 de julio de 2019

4 claves para tener una vida más simple y feliz. Minimalismo.

4 claves para tener una vida más simple y feliz. Minimalismo.

https://youtu.be/TKeObb9AlsI