lunes, 23 de diciembre de 2019

Soy adicto a decir que Sí


Decir que sí no siempre nos satisface, pero sí satisface a los otros. Y saber que estamos otorgando un bien, haciendo a nuestros semejantes felices o facilitando uno u otro proceso nos hace plenos, aunque no lo logremos del todo.

Cuando dices que sí muy seguido te sorprendes con una lista de pendientes más larga de lo que debería, con tareas u ocupaciones que no parecen estar muy alineadas con tu propósito u objetivo y que, en su mayoría, no te hace feliz llevar a cabo.

Pero decir que sí es fácil. Te ahorra la tarea de pensar que debes justificarte, lidiar con una motivación para ese no, o incluso piensas que te evita un juicio al que te llevas tú mismo. Además, mostrarte siempre disponible tiende a convertirte en la primera opción de todos, porque asumen que igual siempre accederás a ayudar (y siempre acabas haciéndolo).

Esto es adictivo, y representa uno de los hábitos más autodestructivos que tenemos. Porque si bien no se trata de un narcótico, acabas por entregarte por completo y quedando sumergido en sus efectos.

Aprender a decir “no” de vez en cuando no te hace una mala persona, hace que te reconozcas humano. No escomo que de todos modos pudieras cumplir con todo al mismo tiempo.

Puede ser incómodo algunas veces, pero es lo que te permitirá priorizarte y acercarte más a tus metas por dedicar más tiempo a lo que realmente marca un progreso para ti.

No se trata de negarte a todo, a la vida y convertirte en un egocéntrico o egoísta. Se trata de aprender a decidir cuándo decir que Sí, de evaluar el verdadero costo de cada Sí que dices.

Recuerda que no se trata solo del favor que haces y los “5 minutos” que puede tomarte hacerlo, sino del tiempo de preparación, el tiempo que inviertes en ir y volver del lugar y, sobre todo: la energía mental que le inviertes.

En ocasiones, podrías ser mil veces más útil para alguien poniendo a disposición tus recursos, conocimientos, personal y hasta dinero, que prestando tu tiempo. Después de todo, este último es el único que jamás podrás recuperar.

Así que considera si es verdaderamente necesario un Sí de tu parte, evalúa si alguien más puede ayudar, si realmente estarías invirtiendo el tiempo que te piden, o más o menos, y si ese algo te hace verdaderamente feliz, o simplemente estás huyendo de manera inconsciente de tus objetivos.

Un abrazo,

Steve

Recuerda revisar mi libro "Domina tu mente - Cómo usar el pensamiento crítico, el escepticismo y la lógica para pensar con claridad y evitar ser manipulado"




No hay comentarios:

Publicar un comentario